Vengo en defensa de una idea. Y esa idea es bien simple: te quiero. Y la idea de quererte abarca un día y muchos días; una noche y muchas noches; y una vida. Vengo en defensa de este amor, y esa es mi idea.
Cada persona necesita aprender desde la infancia cómo pasar tiempo con uno mismo. No significa que uno deba ser solitario, sino que no debiera aburrirse consigo mismo porque si se aburre en su propia compañía está en peligro en lo que a su autoestima se refiere.
Quédate en casa, no importa lo difícil que sea soportar tu propia presencia.
RENÉ DESCARTES
Habito, ergo sum.
HEGEL
Tesis: quedarse en casa;
Antítesis: quedarse en casa;
Síntesis: quedarse en casa.
HERACLITO
No se contrae el mismo virus dos veces, la segunda vez el virus y ya son otros.
JEAN JACQUES ROUSSEAU
El hombre es bueno por naturaleza, pero el virus lo corrompe.
ARISTÓTELES
El virus sólo cumple su papel en el cosmos infectando cuerpos.
SANTA AGUSTINA
La medida del amor es amar a lo lejos.
SON FRANCISCO DE ASSIS
Donde hay un virus, déjame tomar alcohol en gel.
PROTECTORES
El virus es la medida de todas las cosas.
HANNAH ARENDT
Para el virus, matar es una tarea banal y cotidiana.
IMMANUEL KANT
Dos cosas llenan mi alma de creciente admiración y respeto, cuanto más intenso y a menudo el pensamiento de ellas se ocupa: el cielo estrellado afuera y yo aquí adentro.
SIGMUND FREUD
El virus da un flujo completo a sus impulsos reproductivos porque no es reprimido sexualmente, en la infancia, por la civilización.
CARL JUNG
Quien mira para afuera, sueña, Quien mira para adentro...
que ya no salga más. En casa proteges lo individual y lo colectivo.
LUDWIG WITTGENSTEIN
Lo que no se puede contraer, no se puede transmitir.
JACQUES DERRIDA
El objetivo de cada virus debe ser deconstruir el cuerpo infectado.
ZYGMUNT BAUMAN
La mayor evidencia de la sociedad líquida es su dependencia del alcohol.
VILÉM FLUSSER
El ADN del virus no puede ser decodificado porque la escritura ha terminado.
MICHEL FOUCAULT
Estos métodos que permiten un control exhaustivo de las operaciones del cuerpo son lo que podemos llamar virus.
WALTER BENJAMIN
La excesiva y desenfrenada reproducibilidad del virus lleva a la pérdida de su aura de santidad.
SIMONE DE BEAUVOIR
No naces infectado, te infectas.
JEAN PAUL SARTRE
No hay nada que rectificar, el infierno son los otros.
KARL MARX
Trabajadores del mundo, sepárense.
CRISTO
Amaos los unos a los otros manteniéndoos alejados.
JUDITH BUTLER
El hecho de que esta lista esté compuesta por el 95% de los hombres revela cómo la historia de la humanidad es la historia de la dominación patriarcal. Los hombres son el verdadero virus.
No debo temer. El miedo es el asesino de la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Me enfrentaré a mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré el ojo interno para ver su camino. Donde el miedo se ha ido no habrá nada. Solo yo me quedaré.
Cuando José Arcadio Buendía se dio cuenta de que la peste había invadido el pueblo, reunió a los jefes de familia para explicarles lo que sabía sobre la enfermedad del insomnio, y se acordaron medidas para impedir que el flagelo se propagara a otras poblaciones de la ciénaga. Fue así como les quitaron a los chivos las campanitas que los árabes cambiaban por guacamayas, y se pusieron a la entrada del pueblo a disposición de quienes desatendían los consejos y súplicas de los centinelas e insistían en visitar la población. Todos los forasteros que por aquel tiempo recorrían las calles de Macondo tenían que hacer sonar su campanita para que los enfermos supieran que estaban sanos. No se les permitía comer ni beber nada durante su estancia, pues no había duda de que la enfermedad solo se transmitía por la boca, y todas las cosas de comer y de beber estaban contaminadas de insomnio. En esa forma se mantuvo la peste circunscrita al perímetro de la población. Tan eficaz fue la cuarentena, que llegó el día en que la situación de emergencia se tuvo por cosa natural, y se organizó la vida de tal modo que el trabajo recobró su ritmo y nadie volvió a preocuparse por la inútil costumbre de dormir.
Aquellos que no se entusiasman con nada se enfrían y comienzan a morirse. Hay que empezar a desear de verdad. Coger la vida con las dos manos para que no se escape, si es que comprendéis lo que quiero decir. Si no, todo está perdido.
Algunas veces todo lo que una persona quiere es un oído empático; todo lo que necesita es hablarlo. Solo ofrecer un oído atento y un corazón comprensivo para su sufrimiento puede ser un gran consuelo .