Una madre es un jardín eternamente floreciente, donde sus flores no cesan de producir el dulce néctar que alimenta, donde la belleza es más profunda que las formas y los colores, donde cada pétalo que surge lleva algo más de sabiduría, donde cada gota de agua que lo riega está colmada del amor que permite que trascienda.
- Martín Balarezo García
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