Procrastinar

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Ya escondí un amor por miedo de perderlo.

 Clarice Lispector
Ya escondí un amor por miedo de perderlo. Ya perdí un amor por esconderlo. Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo. Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos. Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso. Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida. Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos. Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen. Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.

- Clarice Lispector

"Si yo pudiera como ayer querer sin presentir”


"Si yo pudiera como ayer querer sin presentir” (Discépolo). Los adultos presienten. Cuando se enamoran, ya saben que se puede terminar, que los pueden engañar, que ellos también pueden hacerlo, que el deseo puede desaparecer y sobre todo saben algo que es fatal para la idea romántica del amor, y que es el hecho de haber comprobado que de amor, si no se está loco, no se muere nadie.

-Gabriel Rolón, Encuentro El lado B del amor


♪ ♫ ♩ ♬
Si yo tuviera un corazón,
si encontrara una razón
para quedarme junto a ti,
llenándote de amor.
Si yo aceptara la pasión,
entregándome con fe,
no estaría frente a ti,
hoy, despidiéndome.
Si al menos yo tuviera un corazón,
no existiría esta canción.

Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores...


Tómate esta botella conmigo
Y en el último trago nos vamos
Quiero ver a que sabe tu olvido
Sin poner en mis ojos tus manos
Esta noche no voy a rogarte 
Ésta noche te vas de a de veras 
Que difícil tener que dejarte 
Sin que sienta que ya no me quieras 

-José Alfredo Jiménez, El último trago. 

♪ ♫ ♩ ♬
Nada me han enseñado los años
Siempre caigo en los mismos errores
Otra vez a brindar con extraños 
Y a llorar por los mismos dolores

Que muera poco a poco, en agonía lenta para que no reviva...


La mejor manera de matar a alguien en tu corazón es dejarlo morir lentamente en tu mente, sin nombrarlo, sin llamarle, sin escribirle, sin buscarle...

Que muera poco a poco, en agonía lenta para que no reviva, si lo dejas morir abruptamente, revivirá a cada instante.

Siéntelo, llóralo, súfrelo, pero no eternamente.

- Joaquín Sabina.

En este momento de mi vida, no quiero casi nada.


En este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase. 

- Ángeles Caso.

Llámame si suena tu canción preferida...


Llámame si tienes ganas de reír
o llorar.
Llámame.
Da igual si es de noche
o ya entrada la madrugada.
Llámame si estás bien
o sólo callas.
Llámame.
Dejaré todo lo que haga.
Llámame.
Estaré en tu portal esperándote.
Llámame si suena tu canción preferida
de Pereza o se te cae la vida o el vaso. 
Llámame y bailemos.
Llámame 
El abrazo lo pongo yo.

- Defreds 

A veces creo que nada tiene sentido.


A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil... 

- Ernesto Sábato, El túnel 

♪ ♫ ♩ ♬
Quince gritos
que suplican
una tierra que palpita
la sonrisa de un recuerdo
la mentira de un te quiero
una niña que pregunta
unos cuerpos que se juntan
Aleluya

Me he ido a dar un paseo a la playa...


Día Ocho sin ti:

Me he ido a dar un paseo a la playa, ha llovido como si le hubieran roto el corazón al cielo y he comprendido que uno es de donde llora pero siempre querrá ir a donde ríe.

Elvira Sastre, Doce días sin ti.

A los diez años creía que la tierra era de los adultos...

José Emilio Pacheco, fue un escritor mexicano.

Niños y adultos

A los diez años creía
que la tierra era de los adultos.
Podían hacer el amor, fumar, beber a su antojo,
ir a donde quisieran.
Sobre todo, aplastarnos con su poder indomable.

Ahora sé por larga experiencia el lugar común:
en realidad no hay adultos,
sólo niños envejecidos.

Quieren lo que no tienen:
el juguete del otro.
Sienten miedo de todo.
Obedecen siempre a alguien.
No disponen de su existencia.
Lloran por cualquier cosa.

Pero no son valientes como lo fueron a los diez años:
lo hacen de noche y en silencio y a solas.

- José Emilio Pacheco, La arena errante.

Tu almohada te pide que le hables de otras cosas...


Entonces llega el día en que tu almohada te pide que le hables de otras cosas, de algo más interesante. Y así, poco a poquito, vas olvidando lo que por las noches tanto te hizo llorar.

-Estefanía Mitre

Rompes a llorar o a reír...


“Rompí a llorar", me encanta esa expresión. No se dice "rompí a comer" o "rompí a caminar". Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos...

- Albert Espinosa, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo

Me vine a pie hasta la casa, con ganas de llorar pero aguantándome...



Me vine a pie hasta la casa, con ganas de llorar pero aguantándome, con ganas de mandarlo todo a la chingada, y dispuesto a escribirlo y a guardarlo para después, a ver si un día me llega a parecer cómico lo que ahora es tan trágico... Pero quién sabe.

-José Emilio Pacheco

Yo te deseo la locura, el valor, los anhelos...


-Niña -dijo Milagros con la solemnidad de una sacerdotisa- yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y los hombres. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el futuro como la promesa donde cabe todo lo que aún no te sucede. Amén.

-Angeles Mastretta. Mal de amores.

A veces necesitamos llorar porque nos sentimos niños.


—Si lo piensas, cuando tienes diecinueve años también tienes dieciocho, y diecisiete, y dieciséis, y quince, catorce, trece, doce, once... Hasta un año. Te pasas la vida despertando la mañana de tu cumpleaños esperando sentirte distinto, pero no. Todo sigue igual que ayer. Y no sientes que hayas cumplido diecinueve años, te sientes como dieciocho. Pero también los tienes. Por eso habrá días que dirás algo estúpido y esa será la parte de ti que todavía tiene diez años. O quizás algún día necesites buscar los brazos de tu madre porque estás asustada, y esa es la parte de ti que tiene cinco años. Y por eso, quizás, cuando seamos adultos, también necesitaremos llorar como si tuviéramos tres años. Y está bien. A veces necesitamos llorar porque nos sentimos niños.
—Y a veces porque sentimos que ya no lo somos.

- Beatriz Esteban, Aunque llueva fuego

Mejor no tenerla...