Tengo en mí tantos arrepentimientos,
Tantos inútiles presentimientos,
Una fidelidad ciega de perro,
Un corazón que puede ser de hierro
Que no conmueve a veces ni la muerte,
Ni la alegría, ni la buena suerte.
¡Si tengo un corazón es para que arda!
- Silvina Ocampo
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