La segunda noche, ya no se esconden, pisan las flores,
matan nuestro perro y no decimos nada.
Hasta que un día, el más frágil de ellos, entra solo en nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo, nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada, ya no podemos decir nada.
- Vladimir Maiakovski. Poeta ruso nacido en 1893
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