El hombre es la especie más insensata: venera a un Dios invisible y masacra una naturaleza visible, sin saber que esta naturaleza que él masacra es ese Dios invisible que él venera.
Somos familia de todo lo que brota, crece, madura, se cansa, muere y renace.
Cada niño tiene muchos padres, tíos, hermanos, abuelos. Abuelos son los muertos y los cerros. Hijos de la tierra y del sol, regados por las lluvias hembras y las lluvias machos, somos todos parientes de las semillas, de los maíces, de los ríos y de los zorros que aúllan anunciando como viene el año. Las piedras son parientes de las culebras y de las lagartijas. El maíz y el frijol, hermanos entre sí, crecen juntos sin pegarse. Las papas son hijas y madres de quien las planta, porque quien crea es creado.
Todo es sagrado, y nosotros también. A veces nosotros somos dioses y los dioses son, a veces, personitas nomás.
- Rompió a reír sin medida y sin pausa, mientras sus ojos vagaban perdidos... Ah, ah, -dijo-, bien claro veo ahora, que sabe remar el diablo. Adiós, adiós... - Se está saltando versos. - Suprimo los trozos aburridos. Adios, adiòs amigo, pero atiende invitado, una última cosa he de decirte: reza bien quien bien ama, al hombre, a la bestia y al pájaro.
¿Qué vale todo lo que los hombres hacen y piensan durante milenios frente a un solo momento de amor? ¡Y es también lo más logrado, lo más hermosamente divino de la naturaleza! A él conducen todas las gradas desde el umbral de la vida. De él venimos, a él vamos.
El secreto para ser feliz es saber disfrutar. Disfrutar en la mesa y en la cama; disfrutar de estar de pie o de estar sentado; disfrutar del más pálido rayo de sol y del más mínimo paisaje. En otras palabras, amarlo todo, pues para ser feliz hay que serlo ya.
Descansar no es ociosidad, y recostarse a veces en la hierba debajo de los árboles en un día de verano, escuchar el murmullo del agua o ver las nubes flotar en el cielo, no es en absoluto una pérdida de tiempo.
He recorrido páginas y he mirado documentales durante muchos años buscando la confirmación científica o filosófica de una de mis certezas: que el primer idioma lo inventó una mujer. [...] ¿quién, si no, se vio obligada a inventar palabras y murmullos para que el bebé que lloraba en sus brazos se calmara y bebiera de su leche, y durmiera tranquilo sin perturbar el silencio que aturdía la sabana prehistórica? ¿Quién mejor capacitada para recordar la forma y los colores de las pocas cosas que, nómadas, atesoraba el grupo humano que se enfrentaba a la naturaleza de la que habían sido expulsados quién sabe en qué mítico relato? - Juan Carlos Chirinos
¿Cómo no amarte, madre, si me enseñaste a hablar tu lengua?
—Odio las peleas de gallo —dijo Carmen Rosa y volvió a chocar con Sebastián.
—¿Por qué? —preguntó éste. —Porque son una salvajada, un crimen contra esos pobres animales. —Mayor crimen es torcerle el pescuezo a las infelices gallinas para comérselas —gruñó Sebastián.
Estamos hablando de la lucha contra la creencia de que una nación, un pueblo o una raza tiene derecho a explotar, dominar, controlar y usar a los otros con impunidad. Nos hemos desconectado mucho del mundo natural y estamos en un mundo egocéntrico y explotamos nuestro entorno para nuestro bien. Entramos en el mundo natural y saqueamos sus recursos. Nos sentimos con derecho a inseminar artificialmente a una vaca y, cuando ella da a luz, robarle a su bebé. Aunque sus gritos de angustia son inconfundibles. Y luego tomamos su leche, que era destinado a su ternero, y lo ponemos en nuestro café y nuestro cereal - Joaquin Phoenix. Fragmento de su discurso de agradecimiento, al recibir el Oscar por su actuación en 'Joker'.