Procrastinar

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Y ahora me arrepiento de no haber contemplado más la vida de mi padre...


Cuántas veces llegaba yo a mi casa, cuando tenía diecisiete años, y no me fijaba en la presencia de mi padre, no sabía si mi padre estaba en casa o no. Tenía muchas cosas que hacer, eso pensaba, cosas que no incluían la contemplación silenciosa de mi padre. Y ahora me arrepiento de no haber contemplado más la vida de mi padre. Mirar su vida, eso, simplemente.


Mirarle la vida a mi padre, eso debería haber hecho todos los días, mucho rato.

- Manuel Vilas,  
Ordesa.

La convivencia de padres, hijos y abuelos...


La convivencia de padres, hijos y abuelos garantizó durante generaciones que nadie se quedara desamparado. La ruptura de ese modelo solo ha traído soledad, desarraigo y desesperanza. La familia tradicional necesitaba renovarse, pero no ser arrojada al vertedero de la historia.

- Rafael Narbona

Yo quisiera ser la madre de mis padres...


Yo quisiera ser la madre de mis padres

Les contaría cuentos de cuando yo era chiquita, viajaríamos juntos, los llevaría desde muy pequeños a conocer el mar, los días domingo desayunaríamos panqueques con leche condensada, iríamos al cine, los llevaría a los parques, nos deslizaríamos por un súper tobogán y después iríamos a comer helados. Sus cumpleaños serían muy felices y en las navidades siempre encontrarían regalos en el árbol. Siempre estarían a mi lado, muy pegaditos de mi, para cuidarlos, protegerlos y apapacharlos.

Yo quisiera ser la mamá de mi mamá

A "mi niña bonita", la peinaría con el mismo cariño con que ella me hacía los moñitos, la vestiría como a una princesa, le compraría unos zapatitos rosa y una muñeca con su cochecito. Ella es un alma con mucho corazón, es tan amena, tan creativa, a esta periquita, yo le escucharía todos sus cuentos, sus ideas, siempre inventando algo que hacer. No desaprovecharía sus talentos, entre ellos, lo bello que canta, si ella todavía quisiera ser cantante yo sería su fan número uno. 

Yo quisiera ser la mamá de mi papá

Si fuera la mamá de mi papá, a "mi angelito", en el desayuno le daría sus masitas de maíz, remojadas en leche con bastante queso y una buena taza de chocolate. Y como ya sé que él es pura energía, estaría muy pendiente de sus travesuras, y escucharía contenta sus chistes locos, le regalaría una armónica, ya que él aprendió a tocarla de oído, con ese don, lo animaría estudiar música. El hizo de la herrería un arte, quien sabe qué le gustaría hacer ahora, algo maravilloso será, y yo estaría tan orgullosa de él.

Yo quisiera ser la madre de mis padres, para poder agradecerles, para darles lo que ellos no tuvieron y sin embargo con tanto amor me dieron a mí. Los amaría hasta el fin de mis días y siempre con la esperanza de que nuestras almas se vuelvan a encontrar.

- Marisela Serrades Girot

¿Por qué no tengo una madre amorosa?


¡Madre, solo hay una! No importa si cumple con esa imagen idealizada de lo que una madre debe de ser o, por el contrario, si es la causa de todos tus males: no podrás nunca hacer de cuenta que no creciste en sus entrañas, que no emergiste de su ser. Es por ello que por ti, tu salud mental, tu propia felicidad y tu paz interior, debes estar dispuesto, en caso de que sea necesario, a perdonarla.

Las razones por las cuales algunas madres no son la típica mujer amorosa y entregada a sus hijos que aparece en las películas y en poemas sobre el amor materno, pueden ser muy variadas. Algunas de esas razones tienen un origen en verdad doloroso, y van desde conductas aprendidas en su propia infancia hasta embarazos no deseados o que fueron resultado de relaciones no consensuadas. También puede deberse a enfermedades mentales, algunas de ellas nunca diagnosticadas y/o atendidas, violencia intrafamiliar, entre otras causas.

Sin importar cuál sea el caso, lo cierto es que el maltrato proveniente de una madre marcará la vida de su hijo para siempre, determinando su carácter, sus sueños, miedos y la forma en que encarará cada aspecto de la vida. Y es que, un niño que no se sienta amado por su madre, tendrá mayores probabilidades de desarrollar una baja autoestima, problemas para relacionarse con los otros, incapacidad para confiar en las personas, un carácter agresivo, relaciones basadas en la violencia, dependencia emocional y hasta depresión. Sin embargo, aunque se dice que infancia es destino, lo cierto es que está en nosotros comprender el origen de la conducta de nuestra madre, para luego comenzar a sanar nuestras heridas. De ese modo, evitaremos que las cicatrices hagan pústula en nuestra identidad, y nos definan como individuos.

Háblalo con tu madre: Es muy importante que dejes salir tus emociones, que le digas a ella lo que sientes de su proceder y lo que éste ha provocado en tu vida.

Dile que la perdonas: Pero lo que es mejor: ¡perdónala!

Te invito a que regales tu madre el agradecimiento, si no por el afecto recibido, sí por la vida que te dio: algo que sólo ellas pueden dar. Este don, el de la vida, bien merece que le des una oportunidad más. Es posible que el día de mañana seas tú quien esté en el lugar de ella, esperando la comprensión y perdón de tus hijos, por tus errores. Finalmente, agradezcamos a todas esas mujeres quienes, a sabiendas de que la perfección no existe, y menos cuando de madres se trata, ¡no dejan nunca de intentarlo!

Fuente: familias.

"A este niño le falta mano dura".


Mi abuelo a veces comentaba: -"A este niño le falta mano dura". Pero mi papá le respondía: -Si le hace falta, para eso está la vida, que acaba dándonos a todos; para sufrir, la vida es más que suficiente, y yo no le voy a ayudar.

-Héctor Abad Faciolince, El Olvido que seremos 

Mejor no tenerla...