Yo, con un instinto profundo, elijo a un hombre que saca mi fortaleza, que hace grandes demandas de mí, que no duda de mi coraje o dureza, que no me cree ingenua o inocente, que tiene el coraje de tratarme como una mujer.
He visto, también, los que no cejan: buscando a tientas; aferrándose (o soltándose) al centro en las mareas cambiantes; dejando un tenue rastro del perfume inconfundible en los vientos furiosos; librando, cada día, la batalla más difícil, la única noble, la de adentro; borrando con su propia sangre los dictados negros (propios y ajenos); equivocándose, equivocándose y volviendo a empezar; dudando de su fuerza, pero ofreciendo el pecho; sabiendo que está todo por hacer, y que tendrá que ser hecho cada vez por cada uno; templando su coraje en la negrura más espesa de la noche.
Si realmente el sufrimiento diera lecciones, el mundo estaría poblado sólo de sabios. El dolor no tiene nada que enseñar a quienes no encuentran el coraje y la fuerza para escucharlo.
¡Por favor! ¡Vive! Levántate y vive. Eres un gigante y no te das ni cuenta.
Todos lo somos. Todos podemos destacar, mirar por encima de cualquier horizonte sin que nadie ensombrezca nuestro paso. Todos podemos caminar sin pisar, hablar sin hacer callar.
Eres tan grande como te propongas serlo y puedes llegar tan lejos como te dé la gana. La vida es mucho más que vivir con miedo. La vida está hecha de lucha, de sudor y de esfuerzo.
Pero los gigantes no tienen miedo. Respira hondo. Levántate. Persigue tus sueños.
Isabel II del Reino Unido (21 April 1926 – 8 September 2022)
Hoy necesitamos un tipo especial de coraje. No del tipo que se necesita en la batalla, sino del tipo que nos hace defender todo lo que sabemos que es correcto, todo lo que es verdadero y honesto. Necesitamos el tipo de coraje que pueda resistir la corrupción sutil de los cínicos, para que podamos mostrarle al mundo que no tenemos miedo del futuro.
La felicidad es la consecuencia del esfuerzo personal. Luchas por ello, luchas por ello, insistes en ello y, a veces, incluso viajas por todo el mundo buscándolo. Tienes que participar sin descanso en las manifestaciones de tus propias bendiciones. Y una vez que hayas alcanzado un estado de felicidad, nunca debes relajarte en mantenerlo. Debes hacer un gran esfuerzo para seguir nadando hacia arriba hacia esa felicidad para siempre, para mantenerte a flote encima de ella .
El amor no son pequeñas palabras. El amor son grandes gestos. El amor son aviones llevando carteles por encima de un estadio, propuestas de matrimonio en pantallas gigantes, palabras escritas en el cielo. El amor es recorrer esa milla de más aunque duela, dejando todo lo demás. El amor es encontrar coraje dentro de uno mismo que ni siquiera tú sabías que estaba ahí.
El Buen Combate es aquel entablado en nombre de nuestros sueños. Cuando explotan dentro de nosotros con todo su vigor, en la juventud, tenemos mucho coraje pero todavía no hemos aprendido a luchar. Después de mucho esfuerzo, hemos aprendido a luchar, pero ya no tenemos el mismo coraje para combatir. Por eso, nos volvemos contra nosotros mismos y pasamos a ser nuestro peor enemigo. Decimos que nuestros sueños eran infantiles, difíciles de realizar o fruto de nuestra ignorancia de las realidades de la vida. Matamos nuestros sueños porque tenemos miedo de entablar el Buen Combate.