Procrastinar

¡Ay, qué alegría y qué pena quererte como te quiero!


Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
y sin embargo, te quiero.

¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!

Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Rafael de León, Fragmento de Penas y Alegrías del Amor, 



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