Tú eres mi vida, ésta y la otra, si hay otra; y sólo ansío gozar tu cuerpo, que a gozar me llama, ver tu carne a mi carne confundida y oír tu beso respondiendo al mío. - Joaquín Dicenta, Lujuria
En el fondo, todos juzgamos a los demás según nuestro propio corazón. El avaro cree que a todo el mundo lo mueve el interés; el lujurioso, el deseo, y así sucesivamente.
El celoso necesita una esclava, el celoso puede amar, pero el amor que siente no es más que la contraparte lujuriosa de sus celos; el celoso es ante todo un propietario privado