Las crisis de pánico suelen visitar a las personas acostumbradas a contener sus emociones. Después de varios años, esas emociones se acumulan, hasta el punto de estallar. Entonces, las personas que las padecen, que por lo general siempre han sido muy controladas y contenidas, sienten un súbito descontrol, inmenso e intenso, una falta de contención que las hace pensar que están locas o que se van a morir. Pero eso no pasa. Lo que pasa es que el cuerpo es sabio, y avisa. Avisa que ya llegó el momento de dejar de contener las emociones. Como un volcán en erupción, la rabia y la pena, que han dormido en silencio por años, irrumpen en el cuerpo en forma de angustia. Las crisis de pánico son un estallido emocional y una oportunidad para comprender que las emociones no son peligrosas. Que lo peligroso es, justamente, contenerlas.
Sebastián León, Psicoterapia relacional y crianza respetuosa.
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