Las amantes se mueven en un limbo especialmente construido para su desfogue y complacencia; los matrimonios sobreviven y luchan, aunque haya amor. Tanto es así que cuando el medio ideal en el que evoluciona la aventura se modifica y los amantes pasan a ser una pareja explícita y abierta al mundo, la fascinación se desvanece en la mayoría de los casos. Una mujer me decía: "No es lo mismo encontrarnos a escondidas, jugar con el peligro y revolcarnos en la cama una vez por semana, que vernos las caras todos los días... Vivir juntos fue como romper la magia". Como quien dice: de príncipe a sapo
- Walter Riso.La fidelidad es mucho más que amor.
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