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Nunca tuve más armas contra el miedo que mis uñas clavadas en los puños cerrados.


MIEDO

Nunca tuve más armas contra el miedo 
que mis uñas clavadas en los puños cerrados. 
Si hago memoria, todo me amenazaba.
Eso decías tú, que me negaste
el mar, la playa, los amigos, las fiestas de cumpleaños 
y el árbol en Navidad. Los monstruos 
de las noches y los fantasmas nunca llegaron de los cuentos, 
ni vivían debajo de la cama. Golpeaban desde dentro 
del armario, contra el fondo de mi cabeza. 
Nunca un abrazo les retorció el gaznate 
por mí. Trepé y abrí las puertas.
Me he dejado las uñas y casi los muñones, 
pero vencí. No te debo nada.

- Filipa Melo, Éste es mi cuerpo

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