En la puerta de entrada de una universidad en Sudáfrica, el mensaje siguiente fue fijado para que todos pudieran leerlo:
Destruir cualquier nación no requiere el uso de bombas atómicas o el uso de misiles de largo alcance... Solo se requiere de un bajo nivel educativo y que sus estudiantes hagan trampas en los exámenes: Los pacientes mueren a manos de esos médicos... Los edificios se derrumban a manos de esos ingenieros... El dinero se pierde a manos de economistas y contadores... La humanidad muere a manos de esos eruditos religiosos... La justicia se pierde a manos de esos jueces... El colapso de la educación es el colapso de la nación.
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