Cuando era pequeño, la esclava madalena, madre de la esclava miriam, se dio cuenta de que yo hacía todo con la mano izquierda. Se lo dijo a mi madre, mi madre se lo dijo a mi padre, y mi padre ordenó a la esclava madalena que me atase la mano izquierda a la espalda. Estuve dos meses con la mano atada, haciéndolo todo con la derecha. Cuando me desataron la mano, en una ceremonia que presenció toda la familia, hasta los primos del extranjero, no volví nunca más a hacer nada con la izquierda. Pasé a ser un niño normal.
- José Luís Peixoto, Uma Casa na Escuridão
No hay comentarios:
Publicar un comentario