O tal vez, si la suerte conspira a favor nuestro como hasta ahora, nos topemos una noche en algún aeropuerto, alguna librería, algún bar del mundo, y nos riamos un poco de los tumbos del destino, y nos tomemos un café, y nos miremos un rato a los ojos como si nunca hubiera pasado nada: que es la mejor forma de saber que sigue pasando todo.
- Renato Cisneros, Cosas que no hay que contar.
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