Lo imposible es una burla de los dioses. Todos venimos al mundo con la obsesión de un imposible y cuando tomamos conciencia de que el imposible es eso: un imposible, ya es tarde para refugiarnos en la sensatez. Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido. Algunos lo llaman utopía, pero la utopía es más seductora. No tiene puertas cerradas como lo imposible. No nos desprecia como lo prohibido. Lo prohibido es casi siempre un desafío que nos derrota.
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