Para una pasión, es completamente indiferente lo que reciba de la otra persona: quiere mostrarse por completo, quiere hacer valer su voluntad, incluso aunque no reciba a cambio más que sentimientos tiernos, buenos modales, amistad y paciencia. Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias.
- Sándor Márai, El último encuentro.
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Y es la fuerza que te lleva
Que te empuja y que te llena
Que te arrastra y que te acerca a Dios
Es un sentimiento casi una obsesión
Si la fuerza es del corazón
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