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¡Sí! Déjame que el pecho se me rompa como una granada de amargura.


¡Sí! Déjame decirlo con la cabeza fuera de los embozos. 
¡Sí! Déjame que el pecho se me rompa como una granada de amargura. 
¡Le quiero!

- Federico García Lorca, La Casa de Bernarda Alba 

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