La felicidad, al fin y al cabo, es una actividad original, hoy en día. Queda demostrado al tener que ocultarnos para disfrutarla. La felicidad hoy es como el crimen de derecho común: niéguelo siempre. No vaya diciendo, así, sin mala intención, ingenuamente: soy feliz. Porque enseguida se topará alrededor suyo, con su condena en bocas caninas. ‘Con que usted es feliz, joven, ¿y qué piensa de las guerras, de los inmigrantes que mueren en los mares de Europa, eh?’. Y de repente, nos volvemos tristes como mondadientes. Pero a mí me parece que hay que ser fuertes y felices para ayudar a la gente en su desgracia.
- Albert Camus
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