No es necesario que uno explique todo lo que sabe. No es femenino... Y, en segundo lugar, a la gente no le gusta estar en compañía de una persona que sepa más que ellos. Les deprime. No transformaría a ninguno, hablando bien; es preciso que sean ellos mismos los que quieran aprender, y cuando no quieren, uno no puede hacer otra cosa que tener la boca cerrada, o hablar su mismo idioma.
Los ruiseñores no se dedican a otra cosa que a cantar para alegrarnos. No devoran los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar el corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor.
Si consigues aprender una sola cosa te llevarás mucho mejor con tus semejantes, nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista.
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