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Los castigos físicos mandan el mensaje peligroso e injusto “de la ley del más fuerte”


10 Razones para no golpear a los niños

En 29 países del mundo es ilegal pegarle a un niño y en 113 países se prohíbe el castigo corporal en las escuelas. Sin embargo; en otros países, como el nuestro y muchos otros de América Latina, los golpes – nalgadas, manazos, cinturonazos, coscorrones, etc. – se ven como un método para disciplinar a los niños, e incluso en muchas familas se promueve y se urge a los padres “dale una buena nalgada para que entienda”.

En los últimos años, muchos psiquiatras, sociólogos, investigadores y padres han recomendado y promovido la prohibición del castigo físico en los niños. La razón más importante, de acuerdo al Dr. Peter Newell, coordinador de la organización End Punishment of Children (EPOCH), es que “todas las personas tienen el derecho a la protección de su integridad física, y los niños también son personas”.

Jan Hunt, una psicóloga promotora de la crianza con apego, miembro de organizaciones en contra del maltrato infantil y directora de Natural Child Project da 10 razones para no pegarle a tus hijos; aunque desde mi opinión no existe ninguna razón válida para golpear a un niño.

Golpear a los niños les enseña a convertirse en golpeadores. Existen una gran cantidad de investigaciones que demuestran una correlación directa entre el castigo corporal en la infancia y el comportamiento agresivo o violento en los  adolescentes y adultos. Prácticamente todos los delincuentes más peligrosos fueron amenazados y castigados durante su infancia. Los niños, por naturaleza, aprenden a comportarse observando e imitando a sus padres, ya sea para bien o para mal. Por lo tanto, es responsabilidad de los padres dar un ejemplo de empatía y sabiduría.

En muchos casos del llamado “mal comportamiento”, el niño no está haciendo más que responder de la única manera en que es capaz de acuerdo a su edad y experiencia, a la desatención de sus necesidades básicas. Algunas de estas necesidades son. el sueño y la nutrición, el tratamiento de una alergia oculta, el aire fresco, ejercicio y la libertad para el explorar el mundo que le rodea. Pero su mayor necesidad es la de recibir la atención de sus padres. Actualmente son pocos los niños que reciben suficiente tiempo y atención de parte de sus padres, que continuamente están muy ocupados y absortos por sus propios problemas y preocupaciones como para tratar a los niños con paciencia y empatía. Sin lugar a dudas es incorrecto e injusto castigar a un niño por responder de una manera natural a la falta de atención a sus necesidades básicas. Por esta razón, el castigo no sólo es ineficaz a largo plazo, sino también es claramente injusto.

El castigo impide al niño aprender a resolver conflictos de una manera humana y efectiva. Como escribió el educador John Holt, “cuando atemorizamos a un niño, paramos en seco su aprendizaje”. Un niño a quien se golpea se concentra en sus sentimientos de ira y venganza, y así se pierde la oportunidad de aprender métodos más efectivos de resolver problemas. Por lo tanto, un niño golpeado aprende muy poco acerca de cómo manejar o prevenir situaciones similares en el futuro.

La frase “Spare the rod and spoil the child”, algo así como “La letra con sangre entra” se encuentra en “Hudibras” un poema satírico del siglo XVII escrito por Samuel Butler; el cual fue escrito para exponer y denunciar la violencia contra los niños. Irónicamente, esta frase ahora se usa para justificar el castigo físico hacia los niños.

Los golpes interfieren con el vínculo entre padres e hijos, ya que no está en la naturaleza humana amar a quien nos lastima. El verdadero espíritu de cooperación que todo padre desea solamente puede construirse a través de un fuerte vínculo basado en sentimientos mutuos de amor y respeto. Los golpes, aunque en apariencia funcionen, solamente producen un supuesto buen comportamiento basado en el temor, el cual puede mantenerse hasta que el niño tiene edad para oponerse. En contraste, la cooperación basada en el respeto se conservará permanentemente, y traerá años de felicidad mutua al niño y a sus padres a través del tiempo.

Muchos padres nunca aprendieron en su propia infancia que hay maneras positivas de relacionarse con los niños. Cuando el castigo físico no logra los resultados deseados, y si los padres desconoces otros métodos, los golpes pueden incrementarse tanto en frecuencia como en intensidad o en acciones mucho más peligrosas para la integridad del niño.

La ira y frustración que no pueden ser expresadas de manera segura por un niño se quedan en su interior. La ira acumulada por años puede explotar frente a los padres cuyo hijo ahora se siente suficientemente fuerte para expresar su enojo.  El castigo físico parece producir “buena conducta” en los primeros años, pero siempre será a un precio muy alto, pagado por los padres y toda la sociedad cuando el niño entre en la adolescencia y la edad adulta.

Los golpes en las nalgas, una zona erógena en la infancia, puede crear en la mente del niño una relación entre dolor y placer sexual que puede acarrear dificultades en la adultez. Los anuncios en algunas revistas “alternativas” del tipo “Quiero unas nalgadas” atestiguan las tristes consecuencias de la confusión entre dolor y placer. Si un niño recibe poca atención de sus padres, excepto cuando le pegan o lo castigan, los conceptos de dolor y placer se mezclan en la mente del niño. Un niño en esta situación tendrá poca autoestima y creerá que no se merece nada bueno.

Incluso las nalgadas consideradas “no muy fuertes” pueden causar daño físico. Los golpes en la parte inferior de la columna vertebral envían ondas de choque a lo largo de toda la columna, y pueden lesionar al niño. La prevalencia del dolor en la espalda baja entre los adultos en nuestra sociedad bien puede tener sus orígenes en los golpes recibidos en la infancia. Algunos niños han quedado paralizados debido a nervios de la columna dañados por las nalgadas y algunos incluso han muerto, debido a complicaciones médicas que no han podido ser diagnosticadas

Los castigos físicos mandan el mensaje peligroso e injusto “de la ley del más fuerte”. Indican que es permisible hacer daño a otros siempre más pequeños y menos poderosos. El niños llega a la conclusión de que está permitido maltratar a los niños más pequeños. Cuando llegue a la edad adulta, no sentirá compasión por aquellos que son menos afortunados que él, y les temerá a los más poderosos. Esto le dificultará establecer relaciones con significado, tan esenciales para una vida emocional emocionalmente satisfactoria.

Debido a que los niños aprenden a través de sus padres como modelos, el castigo físico manda el mensaje de que los golpes son una manera adecuada para expresar sentimientos y resolver problemas. Si un niño nunca ve a sus padres resolver problemas de una manera creativa y humana, será difícil que él aprenda a hacerlo. Por esta razón, los patrones se repiten de generación en generación.

Una educación amable, apoyada en una base sólida de amor y respeto, es la única manera efectiva de lograr un buen comportamiento cimentado en fuertes valores internos, en lugar de un “buen comportamiento” superficial basado únicamente en el miedo.


♪ ♫ ♩ ♬
Que canten los niños, que alcen la voz, 
que hagan al mundo escuchar; 
que unan sus voces y lleguen al sol; 
en ellos está la verdad. 
que canten los niños que viven en paz 
y aquellos que sufren dolor; 
que canten por esos que no cantarán 
porque han apagado su voz... 


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