Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que nos atemoriza. Nos preguntamos:
'¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?'
En realidad, ¿quién eres para no serlo? Eres un hijo de Dios. Si actúas apocadamente no ayudas al mundo. No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca a ti. Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros.
No se encuentra sólo en algunos de nosotros, está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los otros permiso para hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros.
No se encuentra sólo en algunos de nosotros, está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los otros permiso para hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros.
-Marianne Williamson De su libro Return To Love
*Esta cita a menudo se atribuye erróneamente a Nelson Mandela porque él usó una parte en su discurso inaugural en 1994.
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