Teresita mía, dicen que cuando los que nos aman mueren, desde el cielo nos acompañan y nos cuidan, no sé si eso será posible, de lo que si estoy segura, es que yo cada día, de todos los días, te bendigo y me acompaño con tu recuerdo.
Por haber sido mi mamá, mi amiga, por todo lo vivido, por los recuerdos,
La vejez es un abrigo pesado y por eso hay que prepararse muy bien, porque una vez empieza a llegar la vejez hay que poder física y emocionalmente soportar lo que viene, es muy bonita por un lado, pero es muy fuerte también, hay que prepararse para eso...
Entre los recuerdos que todos conservamos de nosotros mismos, hay algunos que sólo se los contamos a nuestros amigos. Otros, ni siquiera a nuestros amigos. Y existen, en fin, cosas que el hombre no quiere confesarse ni siquiera a sí mismo.
Chow: Le parecerá raro pero quiero preguntarle algo. El bolso que llevaba esta noche, ¿dónde lo compró?
Su: ¿Por qué lo pregunta?
Chow: Es tan elegante, quiero comprarle uno a mi mujer.
Su: Es usted tan bueno con su mujer…
Chow: No realmente. Mi mujer es muy difícil (…). Pronto será su cumpleaños. No sé qué comprarle (…). ¿Podría usted comprar uno?
Su: A lo mejor no le gusta que sea exactamente igual.
Chow: Es cierto, no se me había ocurrido (…). Eso no les gusta a las mujeres.
Su: Sobre todo si son vecinas.
Chow: ¿Los hay de otros colores?
Su: Se lo preguntaré a mi marido.
Chow: ¿Por qué?
Su: Me lo compró él en el extranjero. Aquí no los hay (…). El caso es que… (…). Yo también quiero preguntarle algo.
Chow: ¿El qué?
Su: ¿Dónde se compró su corbata?
Chow: No sé de dónde viene. La compró mi mujer.
Su: ¿De verdad?
Chow: Me compró ésta en el extranjero. Aquí no las hay.
Su: ¡Qué coincidencia!
Chow : Sí.
Su: El caso es que… mi marido tiene una igual. Dijo que era un regalo de su jefe. Se la pone todos los días.
Chow: Y mi mujer tiene un bolso igual al de usted.
Su: Ya lo sé. Lo he visto (…). ¿Adónde quiere ir a parar? (…) Creía que era la única que lo sabía.
En la antigüedad si alguien tenía un secreto que no quería compartir ¿sabes lo que hacía? Iba a la montaña, encontraba un árbol, escarbaba un hoyo en él y le susurraba su secreto. Luego lo cubría con barro. Y dejaba el secreto ahí para siempre.